Berta Moreno: "La investigación no puede conformarse con la publicación de sus resultados, tiene que llegar al usuario”
09 octubre 2015

Berta Moreno: "La investigación no puede conformarse con la publicación de sus resultados, tiene que llegar al usuario”

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Con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud Mental, entrevistamos a Berta Moreno Kütsner, profesora del Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Facultad de Psicología de la Universidad de Málaga. La profesora ha coordinado este año la organización del Congreso de la European Network on Mental Health Service Evaluation (ENMESH) en Málaga.

Con más de 425 participantes inscritos, se puede hablar de una muy buena respuesta por parte de la comunidad científica internacional a este Congreso.

La participación ha sido todo un éxito, ha estado muy por encima de nuestras expectativas iniciales. Es la primera vez que alcanza esta repercusión internacional, contando con representantes de los cinco continentes. También a la organización ha contribuido este año el Vicerrectorado de Investigación de la Universidad de Málaga, que ha aportado un importante respaldo institucional, tanto a nivel logístico como económico.

Esta representación mundial da la posibilidad de realizar un amplio intercambio de experiencias, tanto en investigación como en gestión en los diferentes países. ¿Cómo queda España en esta comparativa?

Sin duda, Reino Unido es el país referente en cuanto a investigación y gestión de servicios. El doctor británico Graham Thornicroft , por ejemplo, ha creado una nueva ciencia de implementación. Por su parte, Canadá realiza cada dos años una conferencia de consenso para establecer los puntos a seguir y tratar de trasladar la investigación a la gestión de servicios. Lo mismo pasa en Australia, otro de los países pioneros en estos ámbitos. España tiene todavía que aprender de estos modelos que nos van marcando el camino.

Es evidente el impacto que la crisis económica ha tenido en las políticas sanitarias, especialmente en los países mediterráneos. ¿A qué más responde la brecha existente entre la investigación y la gestión en España?

En el último Atlas de Salud Mental elaborado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) se plantean las desigualdades en cuanto a la distribución de recursos a nivel mundial entre países más y menos favorecidos. Además de esa realidad, en España, al igual que ha ocurrido en muchos otros países, la brecha se ha acentuado con la crisis debido al recorte de servicios destinados al apoyo de problemas de salud mental, que van a convertirse en la primera causa de mortalidad mundial.

¿Qué ámbitos se han visto más afectados por la crisis?

Aspectos como la prevalencia de la enfermedad o la posterior integración del paciente son los que más dañados han quedado por la falta de recursos. En cuanto a la implementación de la intervención temprana, sin embargo, los servicios se están llevando a cabo porque somos conscientes de que la prevención es un asunto primordial. Si se interviene en los primeros episodios psicóticos, la enfermedad no se instaura y es menos grave, lo mismo que ocurre con el suicidio, pudiendo evitarse en muchos casos.

Berta Moreno:
Berta Moreno Kütsner

Como responsable del Grupo Andaluz de Investigación Psicosocial, ¿qué crees que está aportando la Universidad de Málaga en la investigación?

En Málaga, al igual que en el resto de Europa, se están desarrollando Unidades de Detección Precoz de Primeros Episodios Psicóticos. En mi grupo de investigación queremos identificar en qué zonas de Málaga comienza la enfermedad para realizar un mapa de incidencia y así tener la capacidad de intervenir a tiempo. En los estudios que ya tenemos sobre la prevalencia de la esquizofrenia en esta ciudad hemos establecido un perfil determinado que revela la preponderancia de la enfermedad en el hombre frente a la mujer, más en el ámbito urbano que en el rural, y en zonas de necesidad de transformación social.

Uno de los grandes temas del Congreso ha sido el estigma social, ¿cómo afecta a la posterior integración del paciente?

Sin duda, el estigma es un problema muy presente que hay que tener en cuenta. No solo se produce en la sociedad, sino que hemos detectado que también está presente en los propios profesionales sanitarios, y esto impide que en muchas ocasiones se le pueda dar al afectado el tratamiento que necesita. Por ejemplo, cuando al tratar a un paciente se presta atención a su condición de enfermo mental y no a su patología física.

¿Se está investigando sobre esto?

En mi grupo hemos puesto en marcha una línea de estudio sobre las urgencias hospitalarias. Hay ocasiones en las que no se detecta que tras las llamadas reiterativas de un paciente, lo que se conoce como hiperfrecuentación, puede esconderse una enfermedad mental. Hemos empezado también a investigar el problema de los profesionales en etapas más tempranas junto con Chile y Portugal en un estudio sobre el estigma que los universitario de Ciencias de la Salud tienen hacia los enfermos mentales. Todo ello está encaminado a que el paciente pueda recibir la atención que su patología necesita.

¿Cómo responde la Administración a la investigación?

En Andalucía, donde existe un programa de salud mental estandarizado en las ocho provincias basado en el modelo comunitario, tenemos cosas muy positivas. Con la reforma psiquiátrica se creó una red de servicios de salud mental que comprende integración social y laboral. Sin embargo, cuesta mucho trabajo reubicar a enfermos sin apoyo familiar, ya que el peso de la enfermedad en los últimos años ha recaído en el entorno más cercano del paciente. A todo ello se une la difícil la reinserción laboral, teniendo en cuenta la alta tasa de paro que tenemos.

En el Congreso se ha tratado la apuesta por las nuevas tecnologías. ¿Qué aportan en este ámbito?

Es un tema muy importante especialmente entre los jóvenes, que ante la aparición de los primeros episodios psicóticos buscan respuesta en Internet. Se está realizando un estudio multicéntrico de psicoterapia online para la depresión en el que el paciente puede acceder al tratamiento al igual que a un programa de ordenador. En Málaga lo estamos llevando a cabo en mi grupo de investigación junto con el Hospital Regional Universitario, y los resultados están siendo muy satisfactorios con depresiones moderadas en gente joven.

En cuanto a otros aspectos de las nuevas tecnologías, nuestros compañeros de Inglaterra han presentado unas ponencias muy interesantes sobre los análisis que están elaborando a partir de un gran volumen de historias clínicas de atención primaria. A partir de su registro en la base de datos pueden identificar enfermedades y su prevalencia, o efectos secundarios de la medicación. Estos datos, cruzados con el censo, permiten establecer perfiles muy concretos. En Andalucía se van a poner en marcha nuevas bases de datos en el programa de salud mental, lo que nos va a permitir un importante avance en este sentido.

Málaga ha sido la última incorporación de esta red, pero cada vez cumple un papel más importante.

¿Cómo llegan estas medidas a países menos desarrollados?

Estos países vienen a aprender sobre los modelos de investigación y de gestión de países con más posibilidades. Tras el Congreso se convocó una reunión plenaria de la Red Maristán, formada por universidades iberoamericanas y europeas para unir la brecha entre ambos continentes. Hemos diseñado un plan estratégico de cara a los próximos cuatro años para desarrollar estrategias conjuntas, como la continuación del programa de intercambio de doctorandos y alumnos. Málaga ha sido la última incorporación de esta red, pero cada vez cumple un papel más importante.

Tras todos estos esfuerzos de colaboración e intercambio en materia de investigación, ¿qué hace la Administración para absorber estos resultados y aplicarlos en forma de medidas concretas?

El objetivo de estos Congresos no puede finalizar tras la publicación de las conclusiones. Ahí es donde debe empezar la difusión, ya que el objetivo final es mejorar la atención de los usuarios. Por eso es muy importante que en el Congreso participen todos los actores implicados en el tratamiento de un paciente, como clínicos y gestores. De esta manera, ayudados por la labor de investigación, pueden detectar las carencias con mayor facilidad y reforzarlas a la hora de diseñar los servicios. Ese es el futuro de la organización de los servicios europeos, no quedarnos en el ámbito sanitario, sino implementar nuevos servicios sociales.